Las hojas caen, los días se enfrían, la Diosa tira su manto de tierra alrededor de ella mientras tú, Oh gran Dios del Sol, navegas hacia el Oeste a las tierras del descanso eterno, envuelto en la frescura de la noche. Las frutas maduran, las semillas caen, las horas del día y la noche están equilibradas. Vientos fríos soplan desde el Norte gimiente. En esta aparente extinción del poder de la Naturaleza, Oh bendita Diosa, sé que la vida continúa porque la primera es imposible sin la […]
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