“Hubo un tiempo, hace miles de años (anteriores al rito de la primera comunión cristiana), en que las niñas entre 7 y 11 años eran iniciadas por primera vez a la espiritualidad de la Diosa, y se les presentaba ante la Luna para prepararlas para lo que, años después, sería su llamada. Esta era su primera comunión con la Luna. Sin enseñarles los misterios de la sangre, las mujeres de su tribu las conducían por medio de ritos secretos al encuentro con su feminidad aún sin florecer, […]
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